Era una dios de los habitantes del Congo, especializado en la caza y en la justicia. Ante él juraban los acusados, asegurando su inocencia; si era cierta, no le ocurría nada, en caso contrario caían muertos instantaniamente ante la figura de Maramba, colocada encima de un cesto a la entrada de su templo-cabaña. Se le dedicaban los muchachos en cuanto llegaban a la pubertad, hacia los doce años, y se le ofrecían las primeras libaciones de los banquetes de los personajes importantes.
Eduardo Galeano
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Esta parte reservada del ciberespacio siempre se ha nutrido de tus palabras
paganas. Se te echará de menos.
Hasta siempre Eduardo!
Hace 9 años.
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